VALORANDO LA CRIANZA DE LOS NINOS
Martha Llanos, PhD
Foro Mundial de la Ninez
El rostro original del niño esta pleno de virtudes y
potencialidades
Martha Llanos en
Mexico con una madre huichole.
Para muchos, un
niño es un ser frágil, indefenso, que requiere cuidado y amor; sin embargo, es
mucho más que eso, es espontáneo, expresa sus necesidades, se ríe sin motivo
aparente. Es gran observador, anda explorando sus alrededores; gran tejedor de
fantasías, se inventa juegos. Ama a todos por igual; respira armónicamente, llora
y ríe, salta y corretea, canta y encanta, es transparente, con una enorme
fuerza interna.
Los adultos nos
quedamos maravillados ante el coraje que muestran los niños. Son capaces de
afrontar situaciones muy difíciles, riéndose
incluso de sus fracasos. Esto es porque la inocencia es coraje y claridad. Esto
no es algo que se aprende o se fija como una meta para alcanzar. Es algo innato
en el pequeño. No hay pasado y no hay futuro, es un presente.
El rostro
original de un niño está lleno de vida, hay una energía de frescura que se siente. Uno puede ver en ellos la alegría y la
naturalidad. El niño tiene entonces la
fuerza más grande del Dar.
El mayor deber de los adultos será la no-interferencia, el respeto y el
reconocimiento de la propia identidad y potencialidades del niño. Muchos padres contribuyen a que el niño pierda o limite su propia
creatividad, su identidad, cuando sus interacciones provienen mas del miedo y
de la inseguridad, de la utilización del poder de ser adulto con un rol, y la
percepción del niño como un ser totalmente indefenso.
Muchos padres se
preguntan, ¿cómo mantener la autenticidad, el rostro original del niño?, la
respuesta es simple: permite que puedas
aprender de este niño. La fuerza que
él tiene y el amor que da a los demás, te harán respetarlo; pero si tienes
miedo, ¿cómo podrás cimentar, cuidar y favorecer el desarrollo de niños valientes y seguros de
sí mismos? Una persona feliz es una
persona no violenta, valiente y segura.
Revalorizando el
rol de la crianza infantil
La tarea de criar
a los hijos encuentra hoy, muchas dificultades y retos. La rápida
transformación de los valores en las sociedades post-industriales ha alterado
la estructura familiar y la forma como nos vinculamos con los hijos y los niños
en general. Las mujeres se han incorporado al trabajo en forma masiva,
obligadas por motivos económicos, por necesidades de afirmación de identidad o
valoración, y muy sutilmente se desvaloriza el rol de la crianza.
Los nuevos
conceptos de niñez posicionan al niño/a como sujeto que vive, piensa, ama y
sueña en comunidad; como una persona completa,
plena de pensamientos, de afectos y de vida social, que por tanto plantea
otros desafíos a su educación.
El rol del juego en
el desarrollo humano es importante; pero en la niñez, es esencial. Es su medio de expresión. Lo lúdico se ubica
como lo más típico del niño, esa capacidad de recreación, de búsqueda de
sensaciones, colores, expresiones, se da en una forma muy natural en él y le
permite expresarse totalmente.
Es necesario
llamar la atención al adulto que da muchas "instrucciones" al niño, haciendo
de la silla un culto, priorizando reglas, limitando el enorme potencial que
este niño tiene.
El niño tiene el
gran derecho a interactuar con adultos preparados para brindarle lo mejor de si
mismos. Por tanto, al focalizarnos en la crianza, debemos prioritariamente centrarnos
en el desarrollo de los adultos que interactúan de una u otra forma con los
niños.
Debemos brindar
todo el apoyo necesario a los padres de familia y en especial a los padres
varones que estamos viendo con gran alegria que su inserción y responsabilidad
en la gran tarea de criar y educar a los hijos. La nueva parentalidad nos
indica que finalmente la tarea de educar a los niños ha dejado de ser
únicamente una tarea de las múltiples que asume la mujer para convertirse en
una acción compartida que brinda mayor armonía en la familia.
Articulo
publicado en el diario el Comercio. Lima.PERU
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